Bienvenido

Bienvenido al blog de Julia Jiménez Hens

miércoles, 15 de mayo de 2013



Últimamente me duele el alma, con intensidad, como solía hacerlo. Es una cuestión existencial, muy humana. 
Estoy volviendo a pensar demasiado, a exigirme demasiado a presionarme demasiado.
La verdad es que estoy locamente enamorada de la vida, lo he dicho y lo diré siempre... y no dejo de estarlo. Pero a veces se me olvida enamorarme un poquito más de mi.
Todos tenemos nuestros defectos, nuestras imperfecciones, nuestras quebraduras de cabeza.
Yo, como todos, tengo momentos. Durante una época llegué a convencerme de que puedo ser plenamente feliz, de que el sufrimiento es un concepto mental, una invención humana; y estoy segura de ello.
Sé que el dolor es absurdo, innecesario, y consecuencia de una frustrante discusión con la realidad. Lo sé. Y aún así últimamente me da por discutir y por sufrir.
Tengo un poquito de miedo, sólo un poquito, no es pánico ni terror como solía serlo por aquel entonces, pero no deja de ser un miedo muy impropio en mi. Yo no soy así. No es que yo sea super valiente y no conozca el miedo, muy al contrario, he aprendido a sacar siempre una enseñanza positiva de cada caída, y le he perdido el miedo a caerme.
Los cambios me asustan, pero incluso llegué a aprender de ellos. En realidad considero que la vida es un aprendizaje constante, y me encanta. Amo aprender. Disfruto aprendiendo.
Pero sin embargo, a pesar de que sé que mi alma y mi espíritu tienen un valor incuantificable, lo olvido con mayor frecuencia de la que debería. Y no puede ser. No puede ser. No puedo permitirlo.
Supongo que por eso escribo sobre ello, para darle la importancia que merece, porque debo respetarme y amarme siempre. Porque mi valor reside en lo que soy, como ser humano, y no en la falsa imagen que a mi mente hiperactiva le da por inventarse.
Surgen tantas preguntas en mi cabeza cuyas respuestas ya conozco...
De hecho ya he vivido todo esto antes, y aprendí de ello, y me hice más fuerte. 

Yo no soy esa persona que a veces creo ser. No tengo nada que demostrar. Amo vivir y disfruto amando.

Me quiero, me valoro y me aprecio.
Todos los días, sin excepción.

(Dios, como necesitaba decirme esto a mi misma)


No hay comentarios:

Publicar un comentario